El crecimiento actual del autismo: ¿realidad o mayor visibilidad?

01.10.2025

En los últimos años, el autismo o trastorno del espectro autista (TEA) ha pasado a ocupar un lugar central en el debate educativo, sanitario y social. Cada vez se habla más de neurodiversidad, inclusión y apoyos especializados, y a la vez surgen preguntas frecuentes:

 ¿Por qué hay cada vez más diagnósticos?

¿Estamos ante un aumento real o simplemente se detecta mejor?

 ¿Qué implicaciones tiene este crecimiento para las familias, los colegios y la sociedad?

Datos actuales sobre el aumento del autismo

 

En España:


Según datos de Autismo España, el alumnado con TEA ha crecido un 310 % en los últimos 12 años: de 19.023 estudiantes en el curso 2011-2012 a 78.063 en 2022-2023. Solo en el último curso el incremento ha sido del 13,13 %. Esta cifra refleja que el TEA es ya la discapacidad que más ha crecido en el sistema educativo español en la última década.

En Estados Unidos:
 

Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) informan que actualmente 1 de cada 36 niños de 8 años ha recibido un diagnóstico de TEA. En el año 2000, la cifra era 1 de cada 150. En poco más de dos décadas, la prevalencia diagnosticada se ha cuadruplicado.
 

A nivel mundial:

Investigaciones recientes estiman que 1 de cada 127 personas vive con autismo (≈ 61,8 millones de personas en 2021). Otros estudios señalan que la prevalencia global se ha estabilizado en torno al 1 % de la población, aunque varía mucho según la metodología y los países.
 

¿Por qué se detectan más casos?


Este crecimiento no significa necesariamente que "haya más personas autistas que antes", sino que ahora se reconocen más casos que antes quedaban ocultos. Entre los principales factores se encuentran:

  1. Mayor sensibilización social
    Familias, docentes y profesionales de la salud están hoy más informados sobre los signos tempranos del TEA. Esto facilita la derivación y la evaluación desde edades más tempranas.
  2. Criterios diagnósticos más amplios
    Las clasificaciones internacionales (DSM-5 y CIE-11) han unificado el espectro del autismo, incorporando formas leves o sin discapacidad intelectual asociada que antes pasaban desapercibidas.
  3. Reducción del infradiagnóstico
    Históricamente, muchas personas —especialmente niñas y mujeres, o quienes presentaban autismo de nivel 1— nunca recibían diagnóstico. Hoy existe más formación para detectar estas realidades diversas.
  4. Mayor acceso a servicios y evaluaciones
    Aunque todavía insuficientes, los recursos de atención temprana, pediatría y psicología infantil han crecido en disponibilidad y presión social, lo que facilita la detección.
  5. Investigación en curso sobre factores ambientales/genéticos
    La ciencia sigue explorando posibles influencias biológicas y ambientales, pero no hay evidencia concluyente de que el aumento sea debido a un cambio genético o ambiental masivo.

Consecuencias del aumento de diagnósticos
  

  • En la escuela: cada vez hay más alumnos con necesidades de apoyo relacionadas con el autismo, lo que exige más profesionales especializados, metodologías inclusivas y formación docente.
  • En las familias: el diagnóstico temprano permite acceder a recursos, pero también plantea retos económicos y emocionales. El aumento de diagnósticos visibiliza esta necesidad de apoyo social.
  • En la sociedad: más diagnósticos implican mayor responsabilidad pública en políticas de inclusión, empleo adaptado y accesibilidad universal.

Hacia una sociedad inclusiva
 

El crecimiento actual de los diagnósticos de autismo debe verse no como una "epidemia", sino como un avance en el reconocimiento de la diversidad neurológica humana. Detrás de cada cifra hay niños, adolescentes y adultos que, gracias a un diagnóstico más temprano, tienen más oportunidades de recibir apoyos adecuados y desarrollar todo su potencial.

La clave está en seguir avanzando en:

•Detección precoz y accesible.

•Formación a docentes, sanitarios y familias.

•Recursos suficientes en la escuela y en la comunidad.

•Sensibilización que rompa estigmas y promueva la inclusión real.

El autismo no "aumenta" como una enfermedad contagiosa; lo que crece es nuestra capacidad de ver, comprender y respetar la neurodiversidad. Y eso, lejos de ser una alarma, es un signo positivo de progreso social.